miércoles, 29 de febrero de 2012

La belleza de la nostalgia

La invención de Hugo es una de esas películas que terminas de ver con la sensación de que el cine es el mejor invento de la Historia, aunque probablemente lo sea, según mi opinión.


Lo que más llama la atención es su maravillosa fotografía. Desde el primer momento admites lo merecido que ha sido el Oscar que ha ganado en esa categoría, y poco a poco empiezas a entender también los demás (a pesar de pensar que algún otro se lo merecían más otras películas).
Reconozco que me costó un poco entender cuál era el tema principal de la película, pero luego comprendí que todo lo anterior era necesario para que no quedaran piezas sueltas en el engranaje de la historia de Hugo.

Un padre relojero que enseña al hijo a arreglar los relojes, un tío borracho que trabaja en una estación de tren, un señor con malas pulgas que trabaja en una jugueteria de dicha estación y varios personajes secundarios como el guardia de la estación, la chica de las flores o clientes de la cafetería. No podemos olvidar que, después de todo, es una película que pretende entusiasmar tanto a niños como a mayores.

Sin embargo, los dos niños protagonistas transmiten su entrañable historia de una forma que hace imposible no adorarlos, a pesar de que en algunas ocasiones aparentan tener 30 años por la dureza de las cosas que cuentan.

En definitiva, y aunque al principio no lo parezca, la invención de Hugo es un vistazo al pasado del cine. Te introduce de pleno en la magia del séptimo arte y te hace desear formar parte de alguna manera de ese entramado tan fascinante. Te hace sentir como el profesor Rene Tabard y querer empezar a destripar los inicios de este espectacular arte.

Es tan mágica y tan bonita que se hace muy difícil no derramar ninguna lágrima en algún punto del largometraje.

Os dejo con el trailer de la película y... a soñar.

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